El ruido en la escuela
Las fuentes de ruido en los centros son muchas: Profesores y alumnos hablando, en algunos casos de forma ensordecedora, lo que puede provocar que los alumnos no presten atención; conversaciones en los pasillos, silbatos, deportes, clases con música o todo volumen, talleres, etc. A estas hay que sumarles los ruidos externos: transporte, música del vecindario, voces de transeúntes. Todo esto hace que el ruido en la escuela sea constante y con altos niveles sonoros.
Según la Organización Mundial de la Salud, el ruido de fondo en el aula debe ser de 35 decibelios, y 50 decibelios con la voz del maestro. Si tenemos en cuenta que a veces hablan varios a la vez, aumentando el nivel sonoro, o que cuando se trabaja en grupo, no bajamos la voz y arrastramos los pupitres, el aula puede ser un factor de riesgo para la salud y el aprendizaje.
Los efectos del ruido en la salud pueden ser múltiples: molestias, decaimiento, estrés, cansancio, malestar general, dolor de cabeza, náusea, aumento de la presión arterial, mareos, acidez estomacal. A estos hay que sumar los efectos en el aprendizaje: incomprensión de textos o explicaciones, falta de concentración, confusión de sonidos semejantes. Todo ello puede conducir a la poca participación, dificultades para seguir el hilo de la clase, apatía, aislamiento o desorden.
Otro factor que influye es el diseño arquitectónico de la escuela, las condiciones de conservación de la infraestructura del edificio, la ubicación. Todo esto constituye un obstáculo para la calidad de la educación.
Los esfuerzos por mejorar la educación deberían contemplar normas técnicas para la construcción de centros educativos. Cuando las posibilidades lo permitan, aplicar normas de aislamiento acústico en aulas, auditorios, bibliotecas, laboratorios y talleres.
Fuente: http://www3.gobiernodecanarias.org/
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